Almas

Nina

Siempre soñé con viajar por el mundo. Libre, como una gaviota que roza el mar y acompaña las pequeñas olas. Mi corazón volaba hacia los cielos de la vida. Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que salí de Barcelona. Tomé el metro L5 dirección Cornellà Centre hasta Sants Estaciò, y una vez allí habría decidido mi destino. Ese día un fuerte escalofrío recorrió todo mi cuerpo, el mismo que sigo sintiendo cada vez que me subo a un autobús, tren o avión. Viajando a través de los años, el tiempo y los días, conocí millones de almas. Pero un día encontré a una que cambió mi vida por completo. No solo movió del todo mi centro de gravedad, sino también mi corazón. Desde ese día nada fue malditamente igual y en el preciso momento en que me di cuenta comprendí por qué de todo lo demás siempre me había ido. Desde el primer momento en que nuestras miradas se encontraron, sentí un fuego que ardía, una sensación de éxtasis. Tenía al menos que hablar con él, escuchar su voz, mirarlo a los ojos a unos centímetros de distancia. Fue maravilloso poder perderse en la inmensidad de su ser, sus abrazos, su amor. Era todo diferente, nuevo, hermoso, pero como siempre... demasiado hermoso. Y cuando me quedo sin aliento, cuando mi corazón lata con fuerza, cuando mi felicidad esté traspasando, es hora de partir, de abandonar mi mundo y volver al abismo del que salì. Pero ahora, después de años, después de tantos pensamientos, cavilaciones, después de tantos cambios, quizás ha llegado el momento de volver a donde todo se originó, donde quedó mi ser. Pero primero, llamo, es necesario, apropiado, lo necesito, porque antes de volver a tocar esas sensaciones necesito saber si es el momento adecuado. Si por fin puedo disfrutar de la vida, de mi vida, como quiero y sobre todo, con quien quiero. Si puedo dejar ir mi pasado y finalmente vivir mi futuro, si puedo... AMAR. Así que reúno todo el coraje que quisiera desaparecer, dejarme sola, pero soy más rápida, tomo el teléfono, temblando asustada, pero a la vez fervorosa.. suena, espero.. suena. "Hola". Aquí finalmente respondió, su voz es reconocible, su voz es poderosa, logra hacerme revivir en un nanosegundo cada momento vivido juntos, cada uno de mis cambios. Sí, estoy lista ahora. “Soy yo, estoy de vuelta, estoy la parada del metro Sants Estació... Estoy aquí para ti..".

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