Código 29051973
El 29 de Mayo de 2023 era un día lluvioso y los días así siempre había mucho ajetreo en el metro de Barcelona. En medio de la multitud, una mujer de largos cabellos plateados se deslizaba entre los pasajeros.
En el último vagón, una joven llamada Sofía se encontraba absorta en la lectura de un libro. A su lado, un anciano sostenía un bastón con firmeza mientras su mirada se perdía por la ventana observando el monótono paisaje subterráneo.
La mujer desconocida se acercó a Sofía y accidentalmente tropezó con ella. Luego se marchó a toda prisa.
Las luces del vagón parpadearon levemente y Sofía se fijó en que sobre su libro había una tarjeta de metro que emitía un leve destello en la parte trasera.
No tenía ninguna otra tarjeta para comparar, ya que desde la llegada de la T-Mobilitat no usaba las clásicas tarjetas de cartón. A pesar de eso no iba a rendirse tan fácilmente y decidió pedir ayuda al anciano de su lado. Este dudó unos segundos, pero finalmente le mostró su tarjeta. Tras comparar las dos notaron que la de Sofía era la única que brillaba aunque solamente algunas cifras: 29051973
Ambos se quedaron intrigados y les surgió una duda: ¿Que pasaría al validar la tarjeta?
Sin dudarlo se bajaron en la siguiente estación, salieron por los tornos de control y volvieron a introducir la tarjeta. De repente apareció una luz cegadora y al abrir los ojos vieron que seguían en la estación aunque tenía un aspecto muy antiguo. El desconcierto se reflejaba en los rostros de ambos y entonces lo comprendieron: aquella tarjeta los había hecho viajar al pasado concretamente al 29 de Mayo de 1973. Habían retrocedido 50 años.
La curiosidad los impulsó a investigar la estación y emprendieron un viaje por los rincones secretos del metro de Barcelona. Pasaron los meses pero no había forma de regresar a su época. El anciano acabó falleciendo y en su lecho de muerte le hizo prometer a Sofía que no se rendiría y que trataría de volver a su época.
Sin embargo, con el tiempo dejó de buscar. La tarjeta se había esfumado en cuanto la habían introducido en la máquina y no tenían más pistas. Sofía acabó formando una familia con Juan, un afable conductor de metro que conoció tras tantas visitas a la misma estación.
El largo cabello castaño de Sofía se volvió canoso. El recuerdo del anciano era cada vez más difuso y apenas recordaba su aspecto. Tampoco ayudaba la incipiente demencia que asolaba su mente y también la de su marido. A pesar de ello se esforzaba por mantenerlo vivo en su memoria y visitaba su tumba siempre que podía. Un día lluvioso estaba en el cementerio y a llegar a la lápida del anciano el corazón le dio un vuelco. Había un hermoso ramo de flores acompañados de una pequeña tarjeta de transporte que emitía un destello muy particular.
Sin dudarlo cogió la tarjeta y corrió hacia a la estación de metro más cercana, pero tras validarla no pasó nada. Resignada, entró en el abarrotado vagón y empezó a recorrerlo con escasas esperanzas de encontrar asiento libre. Al fondo del vagón vio un anciano con un bastón junto a una joven de largos cabellos castaños. Lo que más le llamó la atención fue el bastón y entonces lo comprendió. El hombre con el que había compartido su vida y el hombre que viajó con ella al pasado eran la misma persona de diferentes épocas. A pesar de quedarse atrapada en otra época Sofía había tenido una vida muy feliz. No lo cambiaría por nada del mundo. Decidió ir hacia la joven, tropezó con ella, dejó caer la tarjeta...