RELATOS EXPRESS
Esta tarde me llegó un correo electrónico de la Red de Bibliotecas Municipales y con ellos, un artículo de TMB, que al leerlo me resultó interesante y más aún, me sentí motivada a participar.
Comenzaban a fluir en mí, diversos momentos que viví e historias memorables que me contaron y marcaron la vida de aquellas personas.
Un recuerdo muy divertido, me sucedió un sábado por la tarde, en la boca del metro en Palau Reial. Pasaba por allí un popular actor peruano, cuyas películas y series de televisión son reconocidas en el país andino.
Me detuve a saludarlo, con la emoción de cuando tienes tan cerca al protagonista del filme. Sin embargo, para mi asombro, con actitud agria me dijo que le mencionara las películas que había hecho... le comenté que yo no lo recordaba todo, honestamente.
¡¡Qué risas que soltó!! Sin duda, me encontraba envuelta en una situación cómica.
Como ven, al coger el metro, uno puede verse inmerso en experiencias tan dispares. Y un tanto espeluznantes.
Eso me sucedió, en una noche de invierno, creo que era el último metro, por no decir la última función. Me encontraba sentada, reviviendo episodios del cortometraje visto en cines Sarrià. De repente, el metro se detuvo. ¿En qué estación?... No tenía nombre. Una estación cerrada. Las puertas se abrieron, subiendo el personaje oscuro de cuyo nombre no me acuerdo, pero que hizo erizar la piel a más de uno.
La estación del horror, pensé. Ideal para plasmarlo en una película de terror. De pronto ¡¡el personaje oscuro se acercaba a mí!!... ¡¡Justo a mí!! Cerré mis ojos, cuando alguien me sacudía por los hombros. Me había quedado dormida. Los episodios del cortometraje se habían apoderado de mis sueños.
El límite entre la realidad y la ficción pueden entrelazarse y transportarnos al vagón de la fantasía.
Esto es lo que sucede en algunos metros de la ciudad. Subir y encontrar en algunas de sus paredes pequeños escritos de narrativas y versos extraídos de alguna obra literaria, hace que se te abra la curiosidad de saber más, para adentrarse en el mágico mundo de los relatos.
Como lo vivió J.A. Florence, tenor lírico nacido en la ciudad de Lima. Él cuenta que en sus inicios musicales, pasaba tardes tocando en diversas estaciones del metro. Lugares como Barcelona, Madrid y Nueva York fueron puntos que le abrieron sus horizontes, para llegar a convertirse en un referente de la música clásica actual.
En fin, un viaje en metro puede despejar nuestra mente e indicarnos el sendero que deseamos tomar.
¡Como me sucedió a mí!... En la primavera del 2023, cuando me disponía a caminar por los pasadizos de la estación Passeig de Gràcia; los hallé decorados como auténticas obras de arte. Se exhibía una variada colección, cada una de ellas con una temática propia.
Sin lugar a duda, dar "un paseo" por la emblemática estación, hizo que a mi visión del mundo se añadiera una "mica de gràcia"... de chispa, que a veces descuidamos.
Y como se suele decir, para PONERLE LA GUINDA, os contaré una historia, que ocurre rara vez. Íbamos en el metro, mi amiga Anna y yo. Hablaba por teléfono con su novio, dijo que le esperaría en María Cristina, en el andén. Y así fue.
Nos disponíamos a salir, allí estaba él, muy nervioso y contento a la vez. Sin más, en medio de la gente que se cruzaba, sacó de su bolsillo una cajita, la abrió y se arrodilló... Ya se imaginarán ¡¡¡ Era el anillo de compromiso!!!
La emoción se apoderó del lugar. Fueron mágicos momentos, en el metro, que no olvidaremos.