La mujer del tren
Gabriela era una adolescente que como todos los días, salía de la escuela y tomaba el transporte público. Todos los días, su parada finalizaba en la L2 de Sagrada Familia.
Hasta que en una tarde de una gran precipitación, su parada de metro final no estaba en funcionamiento. Se bajó en la parada Monumental y decidió ir caminando hacia su casa, ya como el Google Maps le decía que con tan solo caminar podría llegar a la parada de metro Gaudí.
Le pareció extraño, ya como nunca había escuchado de esa parada de metro hasta ahora. En el buscar le salió que sí está en funcionamiento, más bien, está por su casa.
La adolescente se sintió extraña, hasta que llegó a la dichosa parada de metro y vio una familia bajar las escaleras de la entrada, ahí dejó de sospechar. Escuchó cómo el metro se iba, cómo en el otro lado venía otro. Ella llegó a dicha vía y estuvo esperando el metro, no veía a nadie más.
Gabriela no le dio importancia porque hace unos momentos escuchó que se iba su tren, así que de seguro era la única. Minutos más tarde apareció, pero cuando dio un pie dentro de aquel tren, sintió un ambiente frío y lúgubre.
Comenzó a ver a los alrededores, pero había personas encapuchadas o mirando a sus dichosos teléfonos. Caminaba dentro del tren y no veía sus caras. Llego al vagón final del tren en la cual decidió ponerse en un lado para salir corriendo en la próxima parada, hasta que una mujer se le acercó.
Aquella señora la tomó del brazo izquierdo y le gritó que saliera de allí. Gabriela , preocupada, comenzó a respirar con más rapidez, vio a todos los alrededores y aquellas personas que estaban caminando hacia ella. La única persona que podía ver era la mujer que le sostenía su brazo izquierdo.
Comenzó a gritar pidiendo ayuda, intentó llamar al punto de información, pero no obtuvo ninguna respuesta. Cada vez se acercaban más y más. Gabriela sintió su final asomarse. En un abrir y cerrar de ojos, todo volvió a ser como antes, antes de que aquella mujer la tomara del brazo izquierdo.
Hasta que se aproximó desde el otro vagón una joven, igual que ella y se veía preocupada. Gabriela se acercó, le tomó el brazo izquierdo y le gritó que tiene que salir de allí. De repente le dio un déjà vu, cuando la niña comenzó a pedir ayuda.
Gabriela se dio cuenta de que ella misma se había atrapado en un bucle, y se había convertido en la mujer del tren, durante décadas. Nadie supo de ella durante todos estos años, viviendo una pesadilla interminable.