La parada que no existe
Cada mañana, Julia cogía la L3 desde Lesseps hasta Liceu. Pero un martes, el metro se detuvo en una estación desconocida.
El cartel decía: "Andana 0".
Las puertas se abrieron, pero nadie bajó. Tampoco subió nadie. La megafonía no anunció nada.
Extrañada, miró a los demás pasajeros, pero todos estaban absortos en sus móviles o dormidos. Julia sintió una presión en el pecho: esa estación no aparecía en ningún mapa.
Miró por la ventana y vio a una niña pequeña en el andén. Llevaba un abrigo rojo y la miraba fijamente.
Julia sintió un impulso irracional. Se levantó y dio un paso hacia la puerta… justo cuando el metro arrancó de nuevo.
Al día siguiente, buscó "Andana 0" en Google. Nada. Preguntó a compañeros de trabajo. Nunca habían oído hablar de ella.
Por la noche, vio la grabación de la cámara de seguridad del metro en su móvil. Todo normal... hasta que, en el reflejo del cristal, vio a la niña sentada a su lado.