El viaje de los cien años
En la estación de Catalunya, el murmullo de la gente se mezcla con el traqueteo lejano de un tren. Hoy, el metro de Barcelona cumple cien años, y aunque el día parece uno más en la ciudad, hay algo distinto en el aire. Helena lo nota. Está sentada en un banco, con una pequeña caja de madera en el regazo, esperando un tren que aún no llega.
Las pantallas muestran un mensaje especial: “100 anys movent Barcelona”. Al verlo, Helena sonríe. Su abuelo, Joan, siempre le contaba historias del metro. Trabajó en la línea 3 como conductor durante más de treinta años. Le hablaba de los primeros trenes, de los billetes de cartón y de los revisores que caminaban entre los vagones. “El metro es como la vida”, decía, “todo el mundo va en su dirección, pero de vez en cuando, las historias se cruzan”.
Cuando el metro llega, Helena sube y se queda de pie junto a la puerta. La caja en sus manos pesa poco, pero contiene mucho: fotos antiguas, una medalla conmemorativa y una carta escrita hace décadas. El vagón está lleno de gente, como siempre: una pareja discute en voz baja, un niño juega con el reflejo en la ventana, un hombre mayor lee el periódico. En medio de ese mosaico de vidas, Helena siente una conexión invisible. Imagina a su abuelo en este mismo espacio, quizás en este mismo trayecto.
El metro se detiene en Lesseps. Helena baja y se dirige a la exposición instalada en el andén. Fotografías en blanco y negro muestran la construcción de los túneles, los primeros viajes, la evolución de las estaciones. En una de ellas, reconoce una cara familiar: su abuelo, joven, con el uniforme impecable y una sonrisa orgullosa. Con dedos temblorosos, saca la medalla de la caja y la sostiene junto a la imagen. Cien años de metro, y él sigue aquí, de alguna manera.
Cuando vuelve a subir al tren, siente una ligereza extraña, como si el pasado y el presente viajaran juntos. En la siguiente parada, una niña la mira con curiosidad. Helena le devuelve la sonrisa, pensando en las historias que esa pequeña aún tiene por vivir, en los viajes que la esperan.
El metro avanza, como siempre lo ha hecho, moviendo la ciudad y sus historias. Cien años, y el viaje sigue.