Pensamientos
¿No habéis pensado alguna vez como ha cambiado el metro? Normal, ¡han pasado cien años!
Sobre todo lo pienso cuando cojo el metro, como ahora mismo, observando, cuánta gente, cuántas vidas diferentes, cada una con mil historias que contar o no contar, quién sabe. Actualmente la mayoría absortos en nuestros móviles, sin mirarnos, con cascos, individual, cosa que ha cambiado porque en tiempos pasados, las personas que coincidíamos en trayectos, al final entablabas conversación y a veces se hacía hasta amistad. Ahora es más improbable. En cambio antes era más monótono, gris, aburrido, en la gente, ahora hay más diversidad, en la ropa, puedes vestir con libertad, aunque también más probabilidad de coincidir con un abrigo comprado en el Shein, vamos, más libres de expresar lo que te dé la gana, de la manera que quieras, familias de todas las formas y maneras posibles, y ¡qué alegría que esto pase! Me imagino, aquellas personas de 1924, que pensarían la primera vez que utilizaron el metro, sería una pasada en aquella época, vamos alucinarían con el trayecto subterráneo.
De repente sube un hombre, mayor, más o menos calculo unos 70 años, y se acerca a una mujer que no me había fijado de que estaba allí. También ya con unos años, y le planta un beso, un pico, y pienso, anda, mira estos dos, y no paran de reírse y hacerse arrumacos. Y pongo un poco de atención y escucho que han quedado como cada jueves para ir a bailar. Me generó una sonrisa, porque ella con todo el amor del mundo le coloca bien la bufanda para que al salir no tenga frío. Y me pregunto, ¿amor? ¿Interés? Quizás un poco de las dos cosas, lo importante es que van a pasar un buen rato, que de eso se trata la vida.
Próxima estación Ernest Lluch! (dice la locución) ¡Uy! la mía, casi me paso de estación, no sería la primera vez que pensando en mis historias para no dormir, me paso de estación. Bueno, hasta la próxima, y ¿vosotras?, y ¿vosotros? Que tenéis... ¿Historias para contar? o ¿Historias para no contar?