Destino: Estar juntos

Ángeles

Él siempre esperaba en la estación de Maragall, convoy tras convoy, que llegara aquél en el que viajaba ella. En el tercer vagón, el asiento izquierdo pegado a la puerta de salida, de cara al andén: Una más para todos los viajeros, inconfundible para él. Siempre con un libro entre las manos. Su corazón latía desbocado cuando se sentaba ante ella y, si por casualidad levantaba la vista de su lectura para comprobar dónde se hallaba, su respiración se transformaba en suspiro.


En la parada de Urquinaona se separaban sus caminos, ella pasaba a su lado y dejaba junto a él su perfume, embriagador y adictivo.


«Mañana le hablaré», se repetía día tras día. Mas pasado el tiempo algo cambió, su trabajo o su vivienda, quizás ambos. Dejó de viajar en aquel metro. Aunque buscó su rastro noche y día, ella no volvió a aparecer en su vida, dejando rotos sus sueños.


Las estaciones se suceden una tras otra, el andén y los pasajeros pasan veloces ante mis ojos mientras, ensimismada en mis pensamientos, recuerdo que subías en la siguiente parada… Ya hace muchos años. Nuestra vida cambió y el destino nos separó, pero recuerdo tu mirada al sentarte frente a mí. Cada día nos encontrábamos y me sonreías, nunca me hablabas. Mientras nos deslizábamos por los túneles, nuestras miradas coincidían, después, cada uno se ocupaba de sus cosas. Mas tu sonrisa alegraba mi día y aligeraba mis penas. Mi corazón anhelaba una palabra tuya. Ahora, mi cabello blanco enmarca un rostro con arrugas, la vida dejó sus marcas en mi cuerpo y mi vitalidad ha sucumbido al paso del tiempo.


El metro se detiene y suben nuevos pasajeros. Observo atenta, mi vista no es la de antaño pero alguien se acerca y, aunque el rostro sea diferente, reconozco tu mirada. Te sientas ante mí y sonríes… El tiempo se detiene, mis ojos se pierden en los tuyos y me inclino hacia delante para que nuestros labios se unan en un beso dulce y largamente esperado.


La vida nos separó, pero el destino y el metro se empeñaron en reunirnos en el mismo lugar de la primera vez…


Nuestra parada: Maragall. Nuestro destino: Estar juntos.


 


 


 


 

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