Bucle intemporal

La rosa azul

Me levanto y respiró, entrecortadamente, me duelen las costillas del lado derecho, es mi diafragma, lo tengo contracturado, la vida me constriñe, me ahoga.


Poco a poco me voy desperezando, el sol entra por la ventana, es muy agradable, en ese momento doy gracias a la vida, al universo, por todo.


Tengo una casa donde vivir, aunque no es mía, eso a veces me da un poco de miedo, comida,calor, salud,doy gracias por todo lo que tengo. Aunque estoy triste, no siempre, a veces es ansiedad, a veces tristeza.


Mi ritual diario es siempre el mismo:


Levantarme,más bien tarde, ponerme la manta a modo de pareo, abrir para ventilar la habitación, subir las persianas del comedor, que entre luz, mi limpieza lingual, hacer la cocina, pasar el aspirador, hacer la cama, cerrar , hace frío, poner bien el sofá,recoger, y prepararme el desayuno, me gusta desayunar con tiempo, miro el móvil, y me digo a mí misma que debo tomar infusiones en vez de café, vegetales en vez de pavo, zumos verdes, cuidarme más.


Leo, me entretengo, pienso en las cosas que me hubiera gustado hacer, y me arrepiento de algunas que he hecho, me fustigo, y entonces con suerte, el cuerpo me hace ir al baño, alli doy las gracias otra vez, a mi cuerpo, por sacar todo aquello que no necesita, es como una metáfora, cagar es una metáfora.


Limpiarme de toda aquella mierda que absorbemos del exterior, y de aquella que creamos en el interior.


Después me ducho y… ¿qué hago ahora?


Tiempo perdido, vagueza, escribo o veo Netflix?,qué gran problema eh? Los problemas del primer mundo.


Pienso, debería meditar, pero ya he desayunado, mejor no, mañana me levantaré más temprano.


Ya es la hora, cojo el metro, Fontana,lleno de gente,turistas, y pienso, cómo debía haber sido antaño? Siempre he tenido predilección por la vida en blanco y negro.


¿Cómo era antes? Qué hacían las gentes de aquí? Ir a la plaza Cataluña era toda una aventura.


Una vez dentro del vagón, me pongo los auriculares y desconecto, a veces observo a la gente, qué diferentes somos todos, y qué iguales a la vez.


Me bajo en Liceo, y camino hasta el trabajo, 8 horas, qué pereza,


Siempre salgo cuando ya ha anochecido, pero me gusta, se respira otra energía, más calmada y más canalla a la vez.


La Rambla está a rebosar, personas que por primera vez pasean por allí, qué maravilla, sentir por primera vez Barcelona.


Huele a mar, el puerto está cerca, bajo las escaleras de Drassanes, y me siento como en un libro de Zafón.


Para casa, ya es tarde, la ciudad se viste de gala, para recibir a los ociosos bailarines de la noche.

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