Un sueño pasajero
Un grito ensordecedor se mezcló con la voz que anunciaba la siguiente parada de la línea roja del metro, Rocafort.
Levantándome como con un resorte me dirigí hacia el origen de esos gritos, descubriendo así el cadáver de un hombre cuyo cuerpo estaba colocado en uno de los asientos. Casi hubiese parecido que estaba dormido si no fuera por la mancha de sangre que empapaba cada vez más su camisa blanca.
Esa situación me recordó a esos libros policiacos que leía cada vez más durante el trayecto, solo faltaba un detective que apareciera de la nada y que empezara a investigar el caso como si su vida dependiera de ello.
—Parece que la herida está hecha por un arma blanca — dijo un hombre vestido con gabardina, acercándose al cadáver— No hay señales de que la víctima se defendiera, así que seguramente conocía a su atacante — ¿Qué probabilidades había de que sucediera esto? Miré a todo el mundo que se encontraba allí para ver si a alguien también le parecía rara toda esta situación. Por lo visto era solo cosa mía.
El hombre se agachó examinando el cuerpo y luego miró a su alrededor, impregnándose de cada detalle del entorno.
—¿No habría que llamar a la policía? —pregunté haciendo que todos se girasen hacia mí, incluido el supuesto detective.
—El asesino aún tiene que estar por los vagones y para cuando venga la policía seguramente ya habrá escapado —¿Pero qué diantres decía este hombre? ¿Acaso estaba actuando? ¿Era una cámara oculta? No me podía creer que la gente le siguiera la corriente.
—Hay varios vagones, podría estar en cualquier parte y ya casi estamos llegando a Urgell —¿Por qué siquiera le estaba haciendo caso a este tipo? Debería coger el teléfono y marcar yo misma a la policía.
Cogiendo el móvil marqué varias veces, pero estaba fuera de cobertura. Fantástico.
—El sospechoso está aquí, lo presiento — Solté un resoplido, frustrada por esta situación. Ahora también era vidente.
—¿Estás diciendo que de las diez personas que estamos aquí, una es el asesino? —Asintió.— Menos mal que la mayoría de gente se ha bajado en Espanya, si no tendrías un gran problema.
—No hay problema que se me resista —dijo guiñando un ojo. Bufé. ¿No deberíamos haber llegado ya? Este trayecto se me estaba haciendo eterno.
El detective recogió algo del suelo y se dirigió hacia una mujer de rostro ceniciento, arrebatándole el bolso para buscar en él.
—¡Oiga! —Antes de que la mujer pudiese decir algo más, el detective sacó un cuchillo envuelto en un pañuelo manchado de sangre— Eso no es mío— chilló. La gente empezó a murmurar y a lanzar miradas incriminatorias, alejándose poco a poco de ella.
—Pues sí que la han descubierto fácilmente.
—Yo lo supe nada más verla —Susurraban.
—Esa chica no es la asesina, el verdadero culpable ha querido incriminarla— Soltó de repente el detective acallando los murmullos— El verdadero culpable es…
Propera parada Arc de Triomf, anunciaron por los altavoces, sacándome de mi ensoñación. Suspiré, ahora tendría que esperar a llegar a casa para saber quién era el asesino. Cerré el libro y lo guardé en la mochila, sin saber cómo me había podido meter tanto en la historia de un libro tan malo. Lo suficiente como para encontrarme siendo uno de los personajes de la novela.
Colocándome los cascos, salí del metro sin darme cuenta de que, sentado en varios asientos más atrás, se erguía la figura del detective de la historia, esperando a que regresara con un nuevo asesinato para él.