Amor bajo Barcelona

Lía

Era 23 de abril de 2024, un día especial para la ciudad de Barcelona, a esas horas de la mañana, el sol no había salido, pero la predicción era buena. Las primeras personas salían a la calle y las tiendas se preparaban para un precioso día de primavera repleto de libros y rosas.


Lía salió de casa camino a la estación de Sagrada Familia, como todas las mañanas. Su rutina era casi una coreografía: tomaba la Línea 5 hasta Diagonal con su eBook en mano, luego Línea verde hasta Paseo de Gracia, donde trabajaba desde hacía varios años.


Aquella mañana fue distinta, en el laberinto de Diagonal, sonaba una dulce voz que hizo a Lía seguirla sin parar hasta encontrar su origen. Algo en ella se conmovió por dentro, hacía años que no sentía nada igual.


Cuando llegó a la causa de hipnosis, sonaba “Yellow” en versión acústica de Codplay. Una mujer de melena indomable y guitarra en mano, había retumbar la melodía por todos los pasillos como si fuera parte de la atmósfera misma de aquella ciudad bajo tierra, tan inesperada como hermosa.


Lía, sin soltar su eBook, no pudo resistir sacar su teléfono y grabar un video para Instagram, cautivada por la voz de aquella desconocida de mirada brillante. Mientras capturaba el momento, sintió como se le humedecía el mentón.


Al terminar la canción, la mujer sonrió, como leyendo la mente de Lía.


—¿Cómo he estado? - le preguntó la artista con una mirada cálida – Espero que esa lágrima no sea de decepción.


—No, ni mucho menos… ¡Has estado increíble! Me has emocionado, hacía tiempo que no sentía nada igual por una canción – respondió Lía con una sonrisa tímida mientras se frotaba la meguilla.


—En ese caso, me legro mucho. Por cierto, soy Callie encantada - le decía a la vez que le tendía la mano libre – He visto que has filmado el momento, ¿Te importaría compartírmelo?


—¡Claro! No hay problema, de hecho, tenía pensado compartirlo en mi perfil de Instagram. Si me das tu consentimiento, claro, puedo aprovechar y mencionarte. Una voz como la tuya debe compartirse para ser escuchada – se sinceró Lía algo más recompuesta.


—¡Eso sería estupendo! Ojalá haya más personas como tú en este mundo – respondió Callie a la vez que le enseñaba sus redes sociales - Por cierto, feliz Día del Libro ¿Qué lees?  - preguntó mirando la mano de Lía que sujetaba su eBook.


—La chica del tren – objetó enrojecida Lía.


El tiempo se echaba encima y Lía tenía que seguir su recorrido para ir a trabajar.


—Debería irme o llegaré tarde – se despidió Lía un poco apenada cruzando su mirada con la de Callie – Que tengas un bonito día de San Jorge.


—Por ahora, ya ha sido bonito su inicio.


Lía no supo que responder a la despedida de Callie, por lo que optó a hacer como si nada y seguir con su viaje.


 


A Lía le pasó la jornada de trabajo razonablemente tranquila, había sido un día calmado y había tenido tiempo a dejar todo listo para salir puntual. Mientras esperaba el ascensor para salir del bufete de abogados, consultó sus redes sociales. Le sobresaltó ver una notificación de alguien que no conocía entra tantas fotografías de rosas y libros en un día tan especial.


“Te espero en nuestro lugar, soy la chica de la rosa”.


“Y yo seré tu chica del tren” – contestó Lía más atrevida que nunca.


Y así, entre canciones, rosas y libros, el día más bonito del año, se convirtió en algo extraordinario para aquellas dos mujeres.

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