Un trayecto muy especial
Llevaba 2 semanas hablando con Alex, un chico que conocí por redes sociales. Desde que me escribió por un post que subí, comenzamos a hablar todos los días. Cada vez había más curiosidad por conocernos en persona, por lo que, decidimos vernos en Barcelona, un punto intermedio para ambos. La hora de quedada era a las 17h, pero yo estuve nerviosa desde que me desperté. Me empecé a arreglar dos horas antes, ya que me informé del trayecto en metro que tenía que hacer y vi que no me iba a dar tiempo. Cuando terminé de arreglarme me puse de camino a la estación. Me subí al metro y pensé en los 40 minutos que me quedaban para llegar a mi destino. 10 minutos más tarde, un chico desconocido se sentó a mi lado y empezó a bromear conmigo, haciéndome olvidar los nervios que sentía por verme con Alex. Nos pasamos todo el trayecto hablando sobre nuestras vidas. Me di cuenta que teníamos muchas cosas en común y creo que sentí una conexión muy especial. Cuando llegue a mi destino en vez de sentirme ilusionada por conocer a Alex, sentía pena por no volver a ese chico. Por eso, antes de bajar del metro, le pedí su número de teléfono. Cuando se cerraron las puertas y quise guardar su contacto fue cuando me di cuenta que habíamos hablado de todo y aún así no sabía ni su nombre. Entonces lo llamé y me dijo que se llamaba Carlos. Estuve en llamada con él hasta llegar a la cafetería, donde me iba a ver con Alex. Al llegar cuando vi a Alex sentado esperándome, colgué el teléfono. Me senté con él y estuvimos hablando dos horas. Alex me hablaba pero yo aún seguía pensando en Carlos. No noté la misma conexión. Por eso, decidí irme antes de lo previsto. Mientras iba coger el metro para volver a casa, vi que Carlos me había escrito preguntándome si me apetecía volverlo a ver esa misma tarde. Pero le dije que no, ya que a las 21h debía estar en casa y todavía me quedaban 40 m de trayecto. Entonces me propuso tener nuestra primera cita en el metro, para que yo estuviese a las 21h en casa. Quedamos justamente en la misma estación en la que nos despedimos. Me trajo churros con chocolate, ya que horas antes le había dicho que me encantaban. Nos pasamos los 40 minutos comiendo y bromeando. Al llegar a la parada en la que me tenía que bajar, nos despedimos con un beso. Yendo a casa no me podía creer, como me había cambiado la vida en un simple día en el que se suponía que iba a conocer al chico que me gustaba y se me cruzó el que realmente me gusta. Estirada ya en la cama, Alex me mandó un mensaje en el que me decía que le había gustado mucho conocerme. Pero yo le dije que no sentí lo mismo. Entonces dejamos de hablar y me bloqueó de todas las redes sociales. Al día siguiente hablando con Carlos, le dije de vernos, pero él me dijo que no podía, porque su hermano lo estaba pasando mal, por una chica. Llegó la noche y Carlos me dijo de ir a cenar cerca de mi casa. Estábamos cenando y me contó la historia de su hermano, a medida que me iba explicando, me di cuenta que la chica era yo y que ellos dos eran hermanos. No sé como Carlos no supo que la chica de la que hablaba su hermano era yo. Pero decidí explicarselo. Al principio le costó asumirlo y se alejó de mí durante un tiempo y respeté su decisión. Pasaban los días y cada que subía al metro me acordaba de él. Me escribió para decirme que el motivo por el cual se alejó fue para no hacerle daño a su hermano. Pero admitió que la conexión que teníamos era muy especial. Por lo qué decidimos, seguir conociéndonos.