La vida es injusta

Kiira

Marta es una mujer con dos hijos que trabaja 8 horas diarias en la estación de metro, tiene dos hijos muy bondadosos, con buenas calificaciones en la escuela y un marido trabajador que colabora con las tareas del hogar, Marta tiene una vida de ensueño.


 


Trabajando en el metro, Marta ha pasado por muchas cosas pero la que queremos comentar es la siguiente:


 


"Era viernes, un día ajetreado para los trabajadores de metro dado que tanto estudiantes como trabajadores han de tomar el tren entre semana. Marta hoy debía ocupar su puesto de trabajo cerca de las vías de tren dado que estaba trabajando como supervisora de una de las nuevas guardas de seguridad, pese a que este no era su puesto habitual.


 


La nueva guarda había resultado ser una chica tanto amable como atractiva y había entablado una buena amistad con Marta. Su nombre era Luz, una mujer joven de apenas 19 años que recién había terminado su formación. Luz irradiaba felicidad y buena vibra, lograba iluminar las oscuras vías del metro de Barcelona a las 7:30 de la mañana un viernes, que normalmente estaban llenas de penas y desgano tanto de alumnos fastidiados con tener que ir a clase, como de adultos amargados por tener un almuerzo con su jefe al cual odian.


 


Durante el principio del día todo marchaba bien, no había habido ningún inconveniente grave, alguien que se había colado, algún sin techo haciendo comentarios obscenos a jóvenes... no había ocurrido nada grave y Luz había sido capaz de lidiar con todas las situaciones sin ningún tipo de inconveniente. Marta estaba muy contenta con el trabajo que estaba haciendo Luz, se sentía orgullosa de ella y se lo transmitía recurrentemente, cosa la cual animaba aún más a Luz.


 


Al borde de acabar con su jornada laboral, Luz se acerca a Marta y le comenta algo que la lleva incomodando un rato: Habían entrado dos hombres de aspecto sospechoso y tras una hora y media, en la cual ya deberían haber tomado algún metro, permanecían en la estación sin hacer nada relevante.


 


Marta trató de calmar los pensamientos de Luz diciéndole que probablemente estaban esperando a alguien o simplemente no habían estado atentos a la hora de tomar el metro correspondiente. Luz asintió e hizo como que aceptaba la excusa que le había dado Marta para la extraña presencia de esos dos hombres, a pesar de que ella no lo creía así y su curiosidad iba a acabar pudiendo con ella.


 


Marta avisó a Luz de que iba a ir al baño un momento, después de casi un mes de prácticas, Marta confía lo suficiente en Luz como para dejarla sola, cosa la cual en esta situación no era la mejor decisión. Luz aprovechó la ausencia de Marta para ir a tratar con los dos extraños. Les trató de ayudar haciendo preguntas como "¿A dónde necesitáis ir?" ... A los pocos segundos de haber entablado conversación, Luz empezó a sentirse incómoda, se percató de que no había tomado la mejor decisión, trató de alejarse pero de golpe se abalanzaron sobre ella los dos hombres, quienes resultaron ser dos chicos a los que ella había rechazado con anterioridad y tenían gran rencor.


 


Gracias a la formación que había tomado Luz, fue capaz de quitarse a uno de ellos de encima, pero fue imposible quitarse a ambos, eran más altos y fuertes. Forcejeando, lanzaron a Luz al borde del andén y cuando estaban a punto de tirarla a las vías, apareció Marta corriendo, quien tumbó a ambos y salvó a Luz de caer a las vías a cambio de su propia vida. "


 


Gracias por escuchar la historia de mi madre, te echo de menos mamá.


 


 

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