Corriendo con Baptiste
Cuando conseguí convencer a Baptiste de mudarnos y cruzar el atlántico, por exigencia suya, tuve que hacerme responsable de algunas tareas. A él nunca le llamó la atención esta travesía, y en retribución le aseguré, en la medida de lo posible, poner en orden las historias que iban sucediéndose. Anotar y gestionar el registro de sus memorias en este continente era mi tarea, la que he intentado cumplir con diligencia y escrutinio. Prueba de ello me remito a una historia que hoy recojo de su archivo.
Era las 15:30 hrs. Acompáñame al centro, necesito que el servicio técnico repare mi ordenador, tengo que entregar este ensayo el lunes. Me dijo desesperado. Baptiste había dejado para los últimos días una entrega del máster.
Revisamos internet para validar los horarios del soporte de la tienda. Atendían hasta las 17:00 hrs. Decidimos ir en metro ya quedaba poco tiempo. Fuimos a la estación Mercat Nou de la línea roja. Esa estación esta resaltada en el registro, ya que en una de sus paredes tiene un grafiti que dice: Sin Papeles. En esta estación siempre recuerdo a Baptiste tarareando a Drexler: Yo no soy de aquí, pero tú tampoco, de ningún lado del todo, y de todos lados un poco.
Tomamos el metro a las 16:10 hrs. Tras unos minutos de viaje, la pantalla de su móvil se enciende, llamada entrante de Héctor.
– ¡Hola Bautista! ¿Quieres jugar futbol mañana? – preguntó Héctor.
– Es Baptiste o Baptist si quieres pronunciarlo bien - Refunfuña Baptiste al móvil.
¿Qué sentirá Baptiste? Su nombre tiene “truco” para pronunciarse en español. Sus padres eligieron para él un nombre francés que casi nadie pronuncia bien. Una vez me dijo que pierde más tiempo corrigiendo la pronunciación de su nombre que en explicar de donde viene.
Quedaba una estación para bajar del metro. Se acercó una mujer, hizo un recorrido visual sobre Baptiste, miró a la gente en el metro y dijo: ¿Este es árabe no? ¡Levántate! Deja el asiento para la gente.
Además, continúo gritando: ¡Hey! ¿Mohamed me escuchas? ¿Qué haces acá? ¿Por qué no me miras cuando te hablo?
Baptiste se quedó en shock, ambos lo estábamos. Pasarón unos segundos, nos miramos y sin hablar bajamos del metro. Salimos en la estación Catalunya, en el mismo centro, avanzamos entre la gente. En la escalera de una de las salidas me percaté que aquella mujer se había bajado y perseguía Baptiste, le reclamaba la falta de atención, exigía una respuesta.
-- ¿Estás sordo árabe? ¡serás un gilipollas! -- Repetía ella, mientras salimos de la estación.
Baptiste estaba molesto y frustrado, tenía muchas ganas de responder a la mujer, pero recordó, que aún no le habían renovado el permiso de extranjería. Decidimos hacer como si no entendiéramos el idioma de aquella la mujer, pese a eso, nos persiguió, ella intentó alcanzar la velocidad con la que íbamos, repetía las mismas frases. Nos alcanzó en cruce de calles cerca de la tienda, volvió a hacer el recorrido visual sobre Baptiste y gritó: ¡Moro asqueroso!
Por casualidad, pasaba un policía en ese cruce, reconoció la incomodidad y pidió a la mujer que se retire, Baptiste no tenía tiempo para quejarse o denunciar. Tenía miedo de no llegar a tiempo al soporte técnico de la tienda. Pero sobre todo le aterraba la idea de meterse en líos innecesarios a muy poco de recibir la renovación de su visa de estudiante. Él prefirió correr hacia la tienda. Aquel evento de frustración lo registré como, Mohamed es más fácil de pronunciar que Baptiste.