¿Tienes una historia?

Azúl

¿Tienes alguna historia que contar? Yo creo que todo el mundo las tiene, ya sean historias del pasado, o simplemente algo que les ha pasado en el momento, yo lo considero como una especie de regla de vida ya que es la oportunidad que das a los demás para conocerte mejor; desgraciadamente yo soy la excepción o eso creía.


Sinceramente no soy de los que vive cosas interesantes y el inicio de mi historia lo puede corroborar.


Eran las 7:30 de la mañana y como todos los días a esa hora cogí el metro, la estación estaba repleta de gente, más de lo normal, apenas se podía caminar y como no me gusta la aglomeración decidí distraerme mirando el móvil. Cada vez había más gente y el metro estaba sufriendo retrasos graves, algunas personas se iban pero cuantos más lo hacían más llegaban. Yo intenté evitar contacto con todo el mundo centrándome en el teléfono, poco después fui escuchando la llegada del metro y empecé a caminar hacia delante para ser de los primeros en entrar.


Una cosa que no me gusta de estas situaciones es que la gente se desespera y en cuanto llega el metro empiezan a empujar; esta vez pasó lo mismo, solo que el metro aún no llegaba a estacionarse cuando todos comenzaron a hacerlo. Yo me disponía a guardar el móvil pero por culpa del movimiento cayó al suelo; al agacharme para recogerlo el metro empezó a abrir las puertas y todos intentaron entrar a empujones lo que me impidió recuperarlo y acabar estampado contra las ellas. En cuanto estas se abrieron yo me caí y de repente cuando me puse en pie sentí liberación al tener el metro vacío, me senté rápido para dejar paso al resto de pasajeros pero las puertas se cerraron y me encontraba solo en el vagón.


He de admitir que me asusté, sobretodo cuando intenté bajarme en la siguiente parada y el metro siguió con su ruta. Al no tener mi móvil no tenía manera de comunicarme así que me dirigí a los interfonos para pedir ayuda, pero solo escuché un sonido estridente semejante a un “Beep” el cual no dejó de sonar y hizo que corriera a otro vagón donde el ruido fuera mínimo.


Pasaron las horas y yo estaba sentado esperando a que el metro parara en cualquier estación, ya no me importaba cuál. El ruido del interfono empezó a moverse vagón a vagón hasta llegar hasta donde yo me encontraba y el metro aumentó su velocidad, sentía que me estaba volviendo loco y no pude evitar gritar con todas mis fuerzas. ¿Qué podía hacer? Cerré los ojos para no tener una crisis, pero de repente el túnel se iluminó y las paradas cambiaron, ya no eran las de la linea roja, ahora simulaban años, 21.


Pocos minutos después encontré el silencio, el pitido desapareció y el metro paró, las puertas no se abrían y no había nadie en la estación; ni siquiera me molesté en levantarme, pero después de un apagón casi fugaz las puertas se abrieron y escuche pasos.


Levanté la cabeza y vi a un chico, solo era su sombra, desesperado por ayuda decidí ir tras él, salí del metro, caminé e intenté llamar su atención, vi como entraba al metro e hice lo mismo, esta vez me fijé que era la parada 20 y cuando por fin conseguí alcanzarlo me quedé petrificado, él era yo, señaló el interfono y salió del metro el cual volvió a moverse.


Paró en la estación 21 con la misma gente de antes, pulsé con miedo el interfono pero esta vez sonó “Estas fuera de servicio”, no lo entendí hasta que vi a todos asustados mirando a las vías. Resulta que yo estaba ahí desde el principio y ahora ya tengo una historia. Y tu ¿Tienes alguna historia que contar?

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